martes, 8 de enero de 2013

A ver si cae algo de queso

Ni una sola entrada en todo 2012. No me parece una muestra positiva de mis andanzas de escribiente. Es algo a cambiar en el nuevo año.

Comienzo el año con una andanada en toda la línea de flotación: según parece, Islandia no es exactamente como nos están contando. También allí la política no es más que la tramoya de los banqueros, un teatro de máscaras sonrientes que dicen una cosa mientras ejecutan exactamente la opuesta. También allí se "rescata" a los bancos y se condena a las personas.

El despertar está siendo largo, demasiado largo para mi gusto. Ya quedó atrás aquella inocencia (o ingenuidad) que nos hacía ver a los políticos como personas realmente preocupadas por la correcta gestión de lo público, siquiera fuese de un modo oblicuo o colateral. Atrás va quedando también el mito capitalista, en cuya base está esa curiosa idea de que la competencia de egoísmos deviene en mejora del interés común (tan sólo los más recalcitrantes, o los más egoístas, pueden seguir creyendo esa patraña).

Se va generalizando la idea de que nada se va a cambiar a través de protestas, huelgas o manifestaciones. Ningún grito es lo bastante potente como para que lo escuche un sordo. Los políticos no están interesados en representar a sus electores, sino que más bien pretenden ejercer de conductores, de líderes de la masa. No escuchan lo que dicen los votantes sino que son ellos quienes dicen a los votantes cómo deben pensar, sentir y actuar. La política ha quedado reducida a una batalla de audiencias, donde cada partido político no es más que una cadena de TV pretendiendo aumentar su cuota de pantalla y que no emite más que publicidad a todas horas.


Lo que me desespera no es que se siga protestando: eso es algo imprescindible dentro del proceso. Lo que me desespera es que, al modo de ¿quién se ha llevado mi queso? siga habiendo una enorme cantidad de gente que está en las últimas, sin trabajo, sin dinero, sin apoyo institucional, sobreviviendo de la ayuda, y aún así siga esperando contra toda evidencia que las cosas vuelvan atrás y que de alguna manera mágica todo se arregle.

Las cosas no se van a "arreglar", porque quienes las han llevado a este punto no consideran que estén "estropeadas". La "crisis" es un paso más dentro de un proceso, cuya dirección manifiesta es apropiarse de todo el país e imponer en él la organización jerárquica propia de la empresa privada. Los alcaldes serán nuestros jefes inmediatos, las Cortes cumplirán con el papel del comité de empresa y el gobierno se convertirá en consejo de dirección ejecutivo, exento de cualquier ideología que no sea obtener el máximo beneficio para el accioniado. El cual, por cierto, está compuesto exclusivamente por quienes tienen dinero.


Todo esto se hace cada día más obvio y sin embargo.... sin embargo muchos, muchísimos siguen esperando que vuelva a aparecer el queso.

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