jueves, 15 de diciembre de 2016

Populismos

Anda Podemos en estos días de debates preparatorios de la próxima Asamblea Ciudadana, ya bautizada como Vistalegre II aunque no se celebrará en Vistalegre. Anda buscando el partido una guía general para el futuro autodefiniéndose por el camino.

El debate principal se ha situado en torno a los puntos de vista de dos corrientes de opinión, a las que los medios han dado en llamar pablistas y errejonistas (ya se sabe que a los medios les gustan tanto las etiquetas que si no existen, se las inventan). Hay más corrientes, como la de Anticapitalistas, pero no están teniendo tanta repercusión dentro y fuera del partido.

Ambas corrientes tratan de definir el partido como un nosotros (un "sujeto político") que constituiría la población a la que se dirige el partido, la gente a la que se pretende representar.

La corriente "errejonista" parte de la hipótesis populista, así que se define como "nosotros, el pueblo". La idea es reunir a la gente en torno a un sentimiento de pueblo, de nación, una idea con futuro que pueda hacer vibrar a personas muy distintas del arco ideológico. Para ello busca romper con el paradigma izquierda-derecha, evitando los tópicos y propuestas más claramente relacionados con uno u otro (lo que algunos viven como indefinición ideológica), y en su lugar propone crear pueblo, es decir: crear un sustrato social, cultural y emocional que de lugar al sentimiento de pertenencia a una comunidad fraternal.

Por su parte, la corriente "pablista" parte de la hipótesis de clase y así habla de "nosotros, la clase trabajadora". En gran medida, la idea consiste en un marxismo actualizado, un eurocomunismo que en España nunca llegó a despegar. El mayor aporte es el cambio en el lenguaje: así, se tiende más a hablar de "la gente" que de "los trabajadores", de "la casta" o "las élites" que de "la burguesía", se prefiere "el 1% frente al 99%" que "lucha de clases", etc. También las propuestas políticas están actualizadas, pero en gran medida son similares a las de la socialdemocracia escandinava de los 80 y 90. Para llevar adelante esta idea de partido, se propone actuar en clara confrontación dialéctica con los partidos más representativos de "las élites" (principalmente el PP, pero también PSOE y C's en la medida en que actúen en favor de los poderosos). El nosotros se constituye en este caso por oposición: nosotros somos los explotados y oprimidos, es decir, los que no son de la élite.

En mi opinión, ambas corrientes adolecen un mismo problema: tratan en primer lugar de elaborar una definición teórica de nosotros y en segundo lugar intentan que la gente se identifique con esa definición y se incluya. Es decir: primero se crea un constructo teórico vacío y luego se intenta llenar.


En la hipótesis populista esto me parece evidente; la idea de crear pueblo parte de una idea previa sobre el pueblo que se quiere crear y los valores que se quieren fomentar, y hay un propósito claro de introducirlos en la sociedad a la que se dirige.

Por otro lado, el discurso tradicional de la izquierda sobre las clases sociales ha tenido que enfrentar (más en la actualidad) el hecho de que una gran parte de la clase trabajadora votase a los representantes de sus opresores; y lo ha hecho hablando de alienación, colaboracionismo o clientelismo --es decir: expulsando a aquellos votantes del concepto de nosotros, bien por interesados o por estúpidos. La "izquierda renovada" no es ajena a esta forma de proceder.

¿Por qué creo que esto es un problema? Porque la gente ya tiene con qué identificarse. En el mundo de hoy hay centenares de comunidades diferentes que, en su pequeña parcela, tratan de cambiar el mundo: feministas, LGTB, ecologistas, pacifistas, y una miríada de ONGs dedicadas a la sanidad, la educación, el intercambio, etc. Las dos propuestas de partido pretenden, de alguna forma, sacar a la gente de donde esté para que venga al partido a ... no se sabe muy bien qué.

Precisamente, Podemos tuvo en sus orígenes el cabo de ese ovillo. El tirón mediático inicial se habría quedado en nada si la gente que se acercó no hubiera visto algo distinto: un partido-movimiento que proponía un modelo de democracia real. El primer programa de Podemos, que se presentó a las Europeas de 2014, se confeccionó a partir de las propuestas más votadas de entre los miles que la gente quiso presentar. En lugar de presentar un modelo al que adherirse, Podemos presentó una herramienta en la que cualquiera podía participar.

Este creo que es el camino a seguir: hacer de Podemos un partido paraguas, una red política de las organizaciones del cambio, una representación institucional de todas esas luchas y todas esas personas que ya están esforzándose por cambiar el mundo.

Un Podemos así sí sería representante del pueblo.

sábado, 23 de julio de 2016

Añoranza de un pasado que nunca existirá

Escrito en Los Andes, 31 de diciembre de 2009.

Nunca estuve antes en este lugar
nunca mis ojos recorrieron, ávidos, la seca y árida vegetación
nunca estas tallas a escala gigantesca alcanzaron mi alma
nunca el recodo del camino me esperó anhelante.
Nunca el vacío junto a mi me pareció tan lleno
nunca el comentario no dicho, tan acertado
nunca tu sombra ausente, tan luminosa.

La montaña me rodea, imponente,
pero cuando mañana todo esto sea un recuerdo,
no estarás en él.