sábado, 29 de diciembre de 2007

¿Credulidad?

En estas fechas tan entrañables (y efectivamente algo tienen que ver con las entrañas de cada uno), hay costumbre de reenviar a diestro y siniestro mensajes de felicitación, buenos deseos, recomendaciones para una nueva vida y, ya puestos, incrementar el volumen habitual de chistes, supersticiones y lindezas de mejor o peor gusto.

Tal vez lo más lamentable de todo lo constituyen las cadenas de mensajes falsos, hoax, tonterías que se auto-replican por la red una y otra vez (con la inestimable colaboración de sus lectores, claro). Mensajes de mal gusto casi siempre, que tratan de remover al lector para que lo reenvíe a todos sus contactos... bien con fotos de lo que aparece como una terrible y atroz enfermedad, bien anunciando que alguien recibirá mucho dinero por mensaje reenviado (como si hubiera alguna forma de comprobar eso, mucho menos de contabilizarlo), anunciando desastres o comportamientos horripilantes.

Ya es bastante escabroso que haya quien se dedica a crear estas cadenas, reuniendo material de varias procedencias y haciendo que todo tenga aspecto "creíble". Pero mucho más sorprendente resulta que mucha gente reenvíe estos mensajes, sin tomarse siquiera la molestia de comprobar su veracidad. En la mayoría de los casos, una búsqueda en Google del título del mensaje muestra, entre los primeros lugares, alguna página donde se desmiente el mensaje (si se añade la palabra hoax las posibilidades se incrementan). Pero poca gente hace esto.

Y cada vez que me llega una de estas cadenas... me hago la misma pregunta: ¿es realmente la gente tan crédula, o es una simple cuestión de vagancia?

2 comentarios:

  1. Hombre, vagancia, vagancia... desde luego es mucho más cómodo no reenviar el mail, aunque por supuesto siempre es más trabajoso tratar de documentarse. Supongo que lo que está detrás de todo esto es la posibilidad de hacer un bien a la humanidad con un simple gesto, que además es gratis. Lo que a mí me intriga de verdad es de dónde sacará esa gente el tiempo y las ganas para currarse esos mensajes (ojo, que muchas veces están muy curraos). En fin, como dijo Lagartijo cuando le presentaron a Ortega y Gasset: "hay gente pa tó"

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  2. ...Y como hay gente pa tó, aquí te mando una columna de Juan José Millás a propósito de la manifestación de los curas el otro día en Madrid que me ha resultado muy simpática (la columna, no la manifestación).

    Se llama "Películas" y la han publicado en El Pais de hoy.

    La plaza estaba llena de parejas con niños que habían acudido al reclamo de una organización cuyos miembros tienen prohibido casarse y procrear. Aunque el acto pretendía ser una exaltación del matrimonio cristiano, los que ocupaban la tarima eran, sin excepción, solteros (como si un analfabeto voluntario pregonara las bondades de la lectura). Al poco, no obstante, de que comenzara el acto, dejó de exaltarse el matrimonio cristiano para censurar todos los demás. Nadie prohibía a los manifestantes casarse por la Iglesia ni atarse a la misma pareja durante el resto de su vida ni tener cuantos hijos les viniera en gana. Tampoco se les obligaba a utilizar el condón ni ningún otro método anticonceptivo. Pero les molestaba enormemente la existencia de uniones que no se atuvieran a las normas de la suya.
    Los solteros de la tarima, que vestían, por cierto, de un modo muy llamativo (luego dicen que los adolescentes les provocan), solicitaron la abolición del divorcio y del laicismo y exigieron al Gobierno más libertad sin que a nadie, entre los congregados, le pareciera incoherente que se pidiera una cosa y su contraria. Si añadimos que había muchas personas mayores, que habían conocido el franquismo, así como el papel represor de la Iglesia a lo largo de aquellos 40 años, el espectáculo resultaba delirante (y sombrío, para decirlo todo). Aparecieron en la tele monjitas muy ancianas que posiblemente habían sido carceleras de aquel régimen (trabajo que algunas órdenes religiosas aceptaron con gusto) y sacerdotes con canas que quizá habían asistido a más de una ejecución. En otro canal, Fraga Iribarne, palanganero mayor del Caudillo y presidente del PP, corroboró que la dictadura había sido un remanso de paz. Antes de irnos a la cama vimos una película de indios y americanos en la que los indios eran los malos.

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